80 familias de aves, incluyendo 20 endémicas de la Sudamérica neotropical y 16 especies endémicas del país. En dos semanas, aquí pueden avistarse 300 – 400 aves. Porque en la Argentina están todos los hábitats. La selva lluviosa alrededor de las maravillosas Cataratas del Iguazú. Nidos bajo las cascadas. Tucanes, vencejos y periquitos. Picaflores y motmots. Mosquetas y monjitas, loros, trogones y tinamúes. Exuberantes ojos de agua en Iberá, reino de las aves acuáticas. Águilas, mosquetas, ibis y todas las garzas. Frondosos humedales, incluso en la capital. Subiendo a las alturas de la Puna, flamencos y ruiseñores. Tres especies únicas en las Sierras de los Comechingones, en la Córdoba del interior. En los bosques de araucarias y hayas de los Andes, la diversidad resulta impactante. Monjitas, trepadores, canasteros, halcones y, en lo alto, sobrevuela el cóndor. Las extensas planicies de La Pampa, auténticas praderas verdes, albergan más sorpresas. Canasteros, ruiseñores, cardenales. Por las estepas patagónicas corren las rheas y en lagos de color esmeralda nadan patos. Los petreles gigantes y los pingüinos en las costas australes, mientras que en los bosques de la Tierra del Fuego suena el repiqueteo del magnífico carpintero magallánico.
